Recibido: de septiembre de 2021; Aceptado: 30 de diciembre de 2021
¿Cómo debe ser la educación de Bogotá en los próximos años? Lo que sugiere la Ciudadanía y la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana
How should education in Bogotá be in the coming years? What the Mission of Educators and Citizen Wisdom suggests
Como deve ser a educação em Bogotá nos próximos anos? O que sugere a Missão dos Educadores e da Sabedoria Cidadã
Resumen
Este artículo tiene como propósito presentar la movilización ciudadana más importante alrededor de la educación en Bogotá, dentro del programa Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana (MESC), implementado por la Secretaría de Educación de Bogotá entre 2020 y 2021. Las recomendaciones presentadas en este artículo son producto de las discusiones que los integrantes del programa realizaron al interior de los ejes temáticos que conformaron la MESC: (i) la masiva consulta ciudadana “Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá”; ii) una estrategia de grupos focales con mesas estamentales de participación; y, iii) la revisión de experiencias pedagógicas de los colegios en Bogotá.
Palabras clave:
Movilización ciudadana, MESC, política pública educativa, Bogotá..Abstract
The purpose of this article is to present the most important citizen mobilization around education in Bogotá, within the program Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana (MESC), implemented by the Secretary of Education of Bogota between 2020 and 2021. The recommendations presented in this paper are the result of the discussions done by the program members, organized within thematic groups that shaped the MESC: (i) a massive public consultation called “One Million Ideas for The Education of Bogota”; ii) a strategy of focus groups with the city's educational state participation; and iii) a review of pedagogical experiences from schools around the city.
Keywords:
citizen mobilization, MESC, educational public policy, Bogotá..Resumo
O objetivo deste artigo é apresentar a mais importante mobilização cidadã em torno da educação em Bogotá, dentro do programa Missão dos Educadores e Sabedoria Cidadã (MESC), implementado pela Secretaria de Educação de Bogotá entre 2020 e 2021. As recomendações apresentadas neste artigo são o produto das discussões que os membros do programa realizaram dentro dos eixos temáticos que compõem o MESC: (i) a consulta cidadã massiva "Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá"; (ii) uma estratégia de grupos focais com mesas de participação; e, (iii) a revisão de experiências pedagógicas significativas das escolas de Bogotá.
Palavras-chave:
mobilização cidadã, MESC, políticas públicas educacionais, Bogotá..Introducción
La Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana nace como una iniciativa promovida por la Secretaría de Educación del Distrito con el fin de definir la política pública de educación para el Distrito Capital en el corto, mediano y largo plazo.
Este programa se configuró como una gran deliberación democrática, colectiva y abierta, mediante la cual se consultaron cerca de un millón de ciudadanos, quienes pudieron expresar sus aspiraciones para la educación de Bogotá, junto a miles de docentes y diversos actores de las comunidades educativas y de la ciudadanía. La Misión fue concebida para asegurar que la política educativa en Bogotá surja de una construcción colectiva.
Esta Misión, como su nombre lo indica, estuvo liderada por un grupo destacado de educadores de los colegios públicos distritales y del sector privado. Son ellos los grandes protagonistas de la acción educativa. Su concurso, su rica experiencia, su saber y práctica pedagógica le dieron un norte al programa.
El siguiente artículo presenta un recuento de alcance de la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana y recoge sus principales recomendaciones.
La importancia de una Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana
Uno de los grandes retos de la política pública social es la dificultad de planear las transformaciones sociales con un horizonte de largo plazo, que trascienda los tiempos rígidos de los periodos de gobierno, y permita alcanzar resultados por todos los distintos actores políticos y estatales, independientemente de la administración pública encargada.
Por esto, el desarrollo de la Misión se llevó a cabo pensando en un horizonte largo de tiempo, organizado en tres momentos estratégicos: i) el período de gobierno del año 2020 al 2024, que tiene como su gran meta construir los fundamentos sólidos para que la nueva generación pueda tener una educación de calidad desde la educación inicial, superando las brechas sociales y económicas para construir una sociedad universalmente incluyente; ii) en el mediano plazo, en el año 2030, cuando se deben alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, avanzando hacia la universalización de la educación básica y media de calidad, logrando acceso creciente a la educación profesional y superior pertinente; y, iii) en el año 2038, cuando Bogotá cumpla 500 años, responder a los desafíos del respeto al medio ambiente y de la construcción de la paz basada en justicia e instituciones sólidas. La Misión no presenta ni sustituye un plan para el sector, sino que plantea una apuesta de evolución de la política educativa para los próximos dieciocho años en Bogotá. En consecuencia, las recomendaciones que planteó esta Misión le apuntan a transformaciones estructurales del sector y de sus actores, y no responden específicamente a la solución de problemáticas coyunturales.
Adicionalmente, las recomendaciones no solamente involucran al sector educativo formalmente definido, sino que involucran a distintos sectores que tienen competencias e impacto significativo en la vida, el bienestar, la formación y el desarrollo humano de niños, niñas y jóvenes de la ciudad. Son una invitación a pensar la política pública educativa no solo desde adentro del sector, sino involucrando a todos aquellos actores, quienes junto a la Secretaría de Educación hacen parte de la gran comunidad educadora a la que pertenecen nuestros estudiantes.
Finalmente, esta Misión tiene un rasgo particular: haber sido conformada y liderada por educadores. Por primera vez en Colombia, una Misión sobre educación se construye de la mano de los docentes de los colegios oficiales y privados de la ciudad, y no únicamente por expertos investigadores de esta disciplina que se encuentran fuera de las aulas. Esta iniciativa abrió un espacio de participación para los docentes y los invitó a contribuir con sus ideas para proponer la política pública de la ciudad. Su participación fue fundamental, pues enriquecieron el análisis, aportando su valiosa experiencia en el sector en el que día a día enseñan, investigan, publican y, sobre todo, experimentan la educación de primera mano, conviviendo con los estudiantes y sus familias a diario.
La importancia de la Misión radica entonces en su capacidad de reflexionar sobre la educación, en un horizonte de largo plazo, involucrando a todos los posibles actores relevantes para abordar los retos que trae día a día el sistema educativo, y con la contribución de primera mano de los educadores, quienes mejor conocen y viven la educación en Bogotá.
¿Cómo se desarrolló la Misión?
Se organizó alrededor de seis ejes temáticos, desde los cuales se fueron desarrollando las discusiones y posteriores recomendaciones de política. Estos fueron los grupos:
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Educación inicial: bases sólidas para la vida.
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Formación integral para todos los niños, niñas y jóvenes.
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Transformación pedagógica.
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Jóvenes y adultos con capacidades: proyecto de vida para la ciudadanía, la innovación y el trabajo del siglo XXI.
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Acceso para todos y todas con énfasis en la ruralidad.
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Financiación de la educación y mejoramiento de la gestión.
Cada uno de los grupos estuvo conformado por docentes de instituciones oficiales y privadas, rigurosamente seleccionados por la Secretaría de Educación y el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), mediante una convocatoria abierta, con criterios de excelencia académica reconocida, experiencia docente y trayectoria investigativa. Las y los docentes trabajaron de la mano con un grupo de académicos especialistas e investigadores, cuyo interés y ejercicio profesional se ha centrado en la educación desde diferentes disciplinas y actividades profesionales (ver anexo 1).
Estos grupos de profesionales se reunieron durante un año y medio para deliberar y construir las recomendaciones que hoy recoge este artículo. Estos espacios de discusión se complementaron con lugares adicionales, para ampliar la participación de docentes, entes gubernamentales, entes privados y ciudadanía en general.
Los seis grupos de la Misión iniciaron haciendo un ejercicio reflexivo sobre la Bogotá de 2038, en donde los miembros de cada eje temático pudieron discutir sobre la ciudad que imaginaban en dieciocho años, momento en el que Bogotá cumplirá 500 años de fundada.
La Bogotá de 2038 –según los integrantes de la Misión–, será una ciudad con desarrollo humano pleno, universal e incluyente. En esa ciudad, los ciudadanos tendrían satisfechas sus necesidades básicas familiares, económicas, sociales y emocionales.
Bogotá será una ciudad donde se reconozcan y respeten los derechos de las niñas y los niños, y se dé prioridad a las necesidades básicas y fundamentales de la infancia. Además, gozará de un alto nivel educativo, con pleno acceso y disfrute universal a una educación de alta calidad en todos los niveles y durante toda la vida, superando las brechas socioeconómicas por localidad, y entre zonas urbanas y rurales; esta educación permitirá que todos puedan tener una vida digna en la que logren desarrollar su proyecto de vida. La educación será la principal aliada de la igualdad y la equidad, por lo que Bogotá se convertirá en un territorio en el que todas las personas tengan igual oportunidad de acceso y disfrute a los activos humanos, físicos, financieros, culturales y sociales que les permiten desarrollarse y tener una vida digna y de calidad.
Además, se consolidará una sociedad incluyente, diversa y multicultural, que promueva el respeto y el disfrute a la heterogeneidad, con tolerancia cero a la exclusión y la discriminación social, cerrando las brechas entre niveles socioeconómicos, zonas y grupos tradicionalmente excluidos. Con más educación se podrá consolidar una sociedad creativa, innovadora e integrada a la sociedad global del conocimiento, sensible a las necesidades de los ciudadanos, formados en competencias ciudadanas y en el respeto por el otro. Será una ciudad digital e interconectada, sin brechas digitales entre lo rural y lo urbano, y en donde sus ciudadanos crezcan con competencias informáticas, mediáticas y tecnológicas de la información.
Los ciudadanos podrán vivir en una ciudad inteligente, limpia, sostenible y reverdecida, comprometida con la sostenibilidad ambiental. Será una urbe donde se pueda vivir y respirar tranquilamente, así como movilizarse de forma ágil. En 2038 los bogotanos podrán tener más tiempo para compartir en familia en una ciudad integrada, y gastar menos tiempo en las vías y medios de transporte.
Finalmente, Bogotá será un ejemplo de paz y no violencia, una ciudad donde se resolverán los conflictos de manera pacífica. Su agenda pública estará unida e integrada a su región y al país, con una mirada global, para dar respuesta oportuna a los desafíos del cambio climático y privilegiando una economía creciente y sostenible.
De esta construcción de ciudad partió la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana, y desde ahí se buscó reflexionar sobre el papel de la educación como la principal herramienta para mejorar y avanzar como sociedad. Con un horizonte claro de ciudad, la Misión procedió a discutir sobre cómo la educación nos puede conducir a ese destino. Esta reflexión se realizó en distintos espacios, y con múltiples actores, que se pueden recoger en tres grandes estrategias de consulta a la ciudadanía: i) la consulta de “Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá”, cuyas preguntas fueron dirigidas a estudiantes, docentes, expertos educativos, padres, madres, cuidadores y en general a toda la ciudadanía; ii) la consulta a las mesas estamentales y a la comunidad educativa sobre la educación de la ciudad; y, iii) la revisión de experiencias pedagógicas significativas de las Instituciones Educativas Distritales (IED), de distintas localidades.
Con los insumos de estas tres estrategias, los docentes, investigadores y pensadores de la educación seleccionados en los seis grupos temáticos, pudieron reflexionar y discutir durante intensas jornadas de trabajo, y posteriormente, consolidar el conjunto de recomendaciones que la Misión hoy le presenta a la ciudad.
I. Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá
Dentro de los propósitos de la Misión se estableció recoger la voz de la ciudadanía, con el fin de visibilizar tanto sus problemáticas como las recomendaciones sugeridas para fortalecer la educación de la ciudad. Para ello se implementó la consulta “Un Millón de Ideas por la Educación de Bogotá”, la cual ha sido la consulta y movilización ciudadana más importante alrededor de la educación en Bogotá. Cientos de miles de personas tuvieron la oportunidad de expresar y manifestar sus deseos para la educación de los niños, niñas y jóvenes de la ciudad. Esta iniciativa representó un insumo fundamental para el trabajo de la Misión, pues permitió identificar las necesidades de corto, mediano y largo plazo propuestas por la ciudadanía.
La consulta, que se realizó principalmente a través de una plataforma virtual, fue implementada entre octubre de 2020 y junio de 2021. La planeación y desarrollo de la consulta se realizó de la mano de la Universidad Nacional de Colombia quien apoyó a la Secretaría de Educación del Distrito (SED), en su diseño, operación y posterior análisis. La Misión, en alianza con la Universidad Nacional, construyeron un conjunto de preguntas abiertas y cerradas para recoger las expectativas sobre la educación para Bogotá que tienen los diferentes actores.
Las preguntas abiertas tenían como objetivo indagar acerca de las expectativas generales sobre la educación para los ciudadanos en Bogotá. Por otra parte, las preguntas cerradas se construyeron de acuerdo con las agendas de cada uno de los ejes temáticos de la Misión; el conjunto de preguntas cerradas fue trabajado con el grupo de personas que integraban el eje correspondiente.
El análisis de la consulta incluyó 746.688 personas . El 13,64% fueron estudiantes, 84,15% padres, madres y cuidadores, 1,43% docentes, 0,11% directivos docentes, 0,12% administrativos del sector educativo, 0,03% expertos educativos y 0,51% del sector productivo. Pese a que la mayor participación fue la de padres y madres de familia, los números absolutos de participantes en las otras categorías nos permiten sacar conclusiones muy importantes de este ejercicio.
La consulta “Un Millón de Ideas…” ha dejado grandes aprendizajes; especialmente ha permitido identificar y categorizar las tendencias de lo que distintos actores de la ciudadanía esperan para la educación en la ciudad, brindando la oportunidad de conocer sus expectativas y percepciones; de igual forma, permitió escuchar propuestas e identificar obstáculos que impiden que la educación se desarrolle plenamente. Además, ayudó a recoger la diversidad de una sociedad, y reconocer las necesidades y condiciones de los diferentes contextos de la ciudad.
Los resultados de la consulta son contundentes: cerca de un millón de ciudadanos reclamaron una ciudad y una educación con igualdad de condiciones y oportunidades para todas las personas. Gratuita, asequible, equitativa. De alta calidad, mucho más experiencial y aplicada a los contextos propios de los estudiantes. Además, los diversos grupos consideran como prioridades de la educación promover el reconocimiento de la diversidad humana: étnica, cultural, social, sexual y de género. Reclamaron también una educación incluyente, con un claro enfoque heterogéneo, con programas diferenciados para atender poblaciones con dificultades de acceso, y docentes preparados para adaptarse a las necesidades de sus estudiantes.
II. La ruta de la participación: grupos focales con mesas estamentales y a la comunidad educativa
La ruta de participación consistió en el desarrollo de grupos focales con las mesas estamentales del Sistema de Participación Distrital, y con 33 actores estratégicos del sector educativo que representan diferentes niveles de organización (actores institucionales, organizaciones sociales y actores sociales de base), poder (alto, medio y bajo), y posiciones (afines, diferente, indiferentes y opuestos), con respecto a la educación de la ciudad, cuya identificación se apoyó en la implementación de la técnica del mapeo de actores. Este ejercicio se llevó a cabo entre el mes de agosto de 2020 y el mes de marzo 2021.
Esta estrategia se implementó bajo una metodología participativa en modalidad virtual, a causa de las restricciones dadas por el aislamiento preventivo motivado por la COVID-19, y estivo orientada a desarrollar un diálogo de saberes y análisis con la ciudadanía, acerca de la educación desde los seis ejes temáticos propuestos por la Misión. A lo largo de 30 sesiones de discusión, los distintos actores compartieron sus reflexiones sobre los problemas que se presentan en los seis ejes temáticos y, expusieron recomendaciones a corto, mediano y largo plazo.
En los diferentes grupos focales fueron recurrentes las recomendaciones que hacen referencia a la necesidad de garantizar mayor presupuesto para infraestructura, y mejorar las condiciones laborales, personales y profesionales de los docentes vinculados al sector público y privado, urbanos, rurales y provisionales.
III.Experiencias educativas de la ciudad, reconocidas nacional e internacionalmente
La Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana, en coordinación con el IDEP, logró identificar y seleccionar experiencias pedagógicas significativas que fueron socializadas y discutidas, como parte del trabajo desarrollado en cada uno de los ejes de la Misión. Las experiencias fueron seleccionadas con base en criterios de reconocimiento y distinciones obtenidas, tanto a nivel distrital, como nacional e internacional. Todas ellas han tenido un efecto positivo en la formación integral de los estudiantes –desde el preescolar hasta la educación media–, en contextos urbanos o rurales de la ciudad. Se tuvo en cuenta también su incidencia en el currículo y en la construcción de nuevas estrategias pedagógicas
Principales resultados de la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana
Las recomendaciones que siguen sintetizan las ideas, opiniones, expectativas y propuestas que la comunidad educativa, la ciudadanía y los integrantes de la Misión discutieron y consolidaron a lo largo de esta construcción colectiva. Agradecemos inmensamente la generosidad a todos quienes integraron la Misión, por la dedicación y esfuerzo para desarrollar este programa exitosamente –a pesar de los tiempos difíciles durante los que transcurrió esta iniciativa–, y consolidar el conjunto de recomendaciones que se exponen a continuación. Estas propuestas son el resultado de más de 300 horas de trabajo a través de 93 sesiones de reflexión y discusión, 15 webinars, la participación de 50 invitados externos y 30 funcionarios de la Secretaría de Educación, y el trabajo con 50 experiencias pedagógicas exitosas de los colegios de la ciudad.
La educación inicial y la construcción de bases sólidas para la vida
Para construir una sociedad con igualdad y en paz, es necesario garantizar la educación inicial que debería ser universal e iniciar al menos desde los tres años, priorizando la atención en las diversas zonas rurales de la ciudad. Con educación inicial de alta calidad, Bogotá podría compensar las desventajas socioeconómicas de las condiciones de nacimiento.
Una educación inicial de calidad debe preocuparse por desarrollar las múltiples capacidades de la población infantil, y sentar las bases para su realización plena y feliz. Debe desarrollarse desde una pedagogía que combine creativamente la formación, el aprendizaje, el afecto y el cuidado fruto de la acción coordinada entre la familia y la institución escolar. Centrada en el juego, las inquietudes, los intereses y la experiencia diaria de los niños y niñas. Para esto se requiere profundizar y consolidar un sistema de formación y evaluación de la calidad propio de la primera infancia, que incluya estándares de desarrollo infantil, formas de relacionarse consigo mismo y con los otros, la promoción del cuidado, la indagación, el juego y el arte, para así lograr un aprendizaje flexible que reconoce los entornos familiares y sociales (Acosta y Gómez, 2021).
Para asegurar que la universalización se logre con calidad, se requiere el compromiso de toda la ciudad. Se necesita trabajar colaborativamente con las universidades para asegurar la formación especializada de docentes en educación inicial, para el trabajo en equipos multidisciplinares. También es fundamental el acompañamiento de las facultades de Educación a los y las docentes, especialmente en el primer año de práctica (Cajiao y Aguilera, 2021). La educación desde el preescolar debe ser integral y continuar durante toda la vida de los ciudadanos.
Transformación de la educación básica y la educación media para garantizar alta calidad, pertinencia y significancia que responda a las necesidades de los nuevos tiempos
La educación básica y media necesitan una urgente renovación en sus contenidos de enseñanza, metodologías y estrategias pedagógicas, a fin de ofrecer una mejor calidad en los currículos educativos y en los procesos formativos de nuestros niños y jóvenes. Para esto, Piñeros y Dimaté (2021), resaltan la importancia del concepto de integralidad en la formación, el cual se define como un proceso continuo, permanente y participativo que apoya el proyecto de vida de los niños, niñas y adolescentes. Debe incluir la formación socioemocional –con enfoque en identidad de género, cultura, y territorialidad, dignidad y derechos, convivencia, participación social y política, tolerancia y resiliencia–, desarrollar actividades formativas sobre el cuerpo, la corporeidad, la actividad física y el deporte. Debe proporcionar formación artística, cultural y estética. Y necesita establecer decididamente actividades que logren un trabajo mancomunado entre ciencias y tecnologías. Toda la formación en Bogotá debe ser integral, pues la integralidad no debe estar sujeta a ningún tipo de jornada, asignatura o currículo.
Adicionalmente, es absolutamente necesario contar con el componente comunitario desde la formación inicial. Dar relevancia a lo ambiental, entendido como la sensibilidad, valoración, respeto y cuidado de lo otro, lo que nos rodea, lo vivo y lo no vivo. La educación ambiental debe ser parte fundamental de la transformación pedagógica de la ciudad y eje de la formación integral (Piñeros y Dimaté, 2021).
El bilingüismo también es una de las necesidades más reclamadas por la ciudadanía. Los estudiantes y sus familias quieren aprender otros idiomas en ambientes bilingües, como una forma de ampliar sus posibilidades de relación universal en la vida académica y laboral.
Por último, se deben aprovechar las experiencias exitosas obtenidas de la estrategia Ciudad Educadora, para aprovechar como espacios educativos el entorno de la ciudad, las áreas naturales, parques, campos de juego, salones comunales, auditorios, universidades, espacios públicos y comerciales.
Los colegios de la ciudad como centros de la transformación e innovación pedagógica
Si bien sabemos que hoy se puede aprender en otros lugares y formas, el colegio es el escenario educativo básico, obligado, orientador e imprescindible del aprendizaje, y el proceso formativo es el principal escenario para la transformación pedagógica y para la materialización del rol de protección de la escuela. En un proceso educativo integral es fundamental el papel de la institución educativa, que debe estar lo más asequible posible a la comunidad y a los estudiantes, inclusive tardes, noches y fines de semana. Todas las jornadas deben ser flexibles, integrales y completas (Cajiao y Aguilera, 2021).
Los colegios deben ofrecer una educación práctica, significativa y contextualizada, que se refleje en cambios sustanciales en las metodologías de enseñanza y en los sistemas de evaluación. Para tal propósito se necesitan clases dinámicas y didácticas, con actividades lúdicas, profesores que orienten los aprendizajes a partir de los intereses, habilidades y problemas sentidos de sus estudiantes. Así se podrá tener una educación didáctica, práctica, personalizada e interdisciplinar, que permita acceder al conocimiento también a través de proyectos de investigación.
Bogotá espera una educación motivadora y atractiva para los estudiantes y en constante innovación, acorde a las necesidades e intereses individuales, locales, del país y del mundo. Por eso, la educación debe tener en cuenta sus intereses considerando la cultura y los saberes recibidos en la familia por los niños y niñas, ofreciéndoles currículos más flexibles y la reducción de los trabajos escolares en casa.
La transformación pedagógica se debe gestar y realizar en los colegios, y para esto se requiere un equipo docente proactivo con autonomía en la gestión pedagógica. En este proceso, es imprescindible innovar profundamente las estrategias y los métodos de formación de los docentes. En Bogotá se debe dar especial importancia a la formación de los colectivos de maestros, apoyando constantemente las prácticas de investigación en la escuela multidisciplinar con docentes de las instituciones o de un conjunto de ellas. Uno de los retos en este campo es desarrollar una estrategia de formación de los y las maestras, ligada a los programas de transformación de una o varias instituciones.
La transformación pedagógica debe ocuparse también de generar mecanismos de cooperación y aprendizaje mutuos entre el sector privado y el estatal. Es muy importante identificar, reconocer y aprender de las experiencias pedagógicas exitosas, documentarlas, estandarizarlas y expandirlas.
En el campo de la evaluación, es necesario complementar su carácter de seguimiento y control social del aprendizaje, especificando y diseñando las características multidimensionales de los procesos requeridos para el seguimiento y valoración de la educación integral, y que permiten identificar los factores que es necesario mejorar o enfatizar.
Finalmente, en necesario hacer de la escuela un escenario de inclusión con entornos de aprendizaje adecuados a las diversidades propias de la escuela y la sociedad (Acosta, Londoño y Pérez, 2021).
Mejor infraestructura escolar y tecnológica al servicio de una educación pública de alta calidad
Los estudiantes quieren más y mejor infraestructura; colegios amplios con zonas verdes, huertas y contacto con la naturaleza, mejores salones, con menos estudiantes por aula, con mayor acceso a Internet y a herramientas tecnológicas; material didáctico, bibliotecas, ludotecas, laboratorios, espacios recreativos, deportivos o con fines culturales.
Bogotá necesita seguir avanzando decididamente en sus infraestructuras educativas, pero debe reevaluar la construcción de colegios muy grandes que dificultan la gobernanza de las instituciones educativas, y en donde se evidencian problemas de gestión, convivencia, participación comunitaria y de relaciones con las familias. En el largo plazo se debe considerar la especialización de las instituciones o sedes por niveles educativos, pues cada nivel educativo tiene requerimientos muy particulares en cuanto a recursos, aspectos administrativos y asuntos pedagógicos (López y Bayona-Rodríguez, 2021).
La transformación obligada y necesaria de la educación media y su articulación con la educación superior y el mundo del trabajo
De acuerdo con Maldonado y Rincón (2021), en el nivel de educación media, Bogotá debe contar con una estrategia para asegurar que todos los egresados de este nivel tengan oportunidad para continuar su formación. La educación media debe transformar sus objetivos y las prácticas pedagógicas para incluir –además del acercamiento con la educación superior–, la orientación socio ocupacional, el trabajo de proyecto de vida y la vinculación con el sector productivo. Los estudiantes desean aprender habilidades para afrontar los desafíos de la vida real, habilidades para la vida familiar, laboral, económica y su proyecto particular de vida. Debe estimularse el desarrollo del pensamiento crítico y el pensamiento lógico, así como la formación en valores éticos y competencias ciudadanas. Es importante reconocer las llamadas habilidades del siglo XXI, o habilidades blandas, tales como la comunicación asertiva, el liderazgo y la escucha, y la inteligencia emocional que les permita el reconocimiento y manejo de sus afectos, resiliencia y habilidades para afrontar las dificultades.
Resulta entonces fundamental, que toda la oferta pública de la ciudad, enfocada en los jóvenes, les brinde más oportunidades de desarrollo de acuerdo con sus propios intereses y realidades sociales, para que puedan ser agentes de su propio desarrollo y el de su entorno. Para esto se debe promover el compromiso de los maestros y maestras, para que apoyen a sus estudiantes en la definición y elaboración de sus proyectos de vida, y orientarlos en el reconocimiento y fortalecimiento de sus propios intereses y talentos. Como condición para lograrlo, se debe revitalizar la relación de la ciudad con los institutos técnicos, tecnológicos, universidades y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que ofrecen programas de formación media y terciaria: superior y la Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (ETDH). Esta coordinación institucional debe impulsar una política de movilidad de los estudiantes entre colegios, para que puedan elegir las oportunidades coherentes con sus proyectos de vida y no solo lo que cada institución, de manera individual, ofrece (Maldonado y Rincón, 2021).
Uno de los grandes resultados que se ha evidenciado en la participación ciudadana –sin duda el más contundente y el de mayor consenso ciudadano–, es el interés porque todos los jóvenes en Bogotá puedan acceder a la educación superior. Padres, madres de familia y estudiantes, priorizaron entre sus necesidades el de la formación universitaria, reconociendo que un título profesional mejora sustancialmente las condiciones de vida propias y familiares, además de contribuir a su realización personal. Los bogotanos reclaman políticas y estrategias para el ingreso a la educación superior gratuita, a través de nuevos cupos universitarios, becas, estímulos y programas de orientación para la escogencia de la educación universitaria o laboral.
Es importante persistir en la coordinación del sector educativo con el sector productivo, el cual debería contribuir a generar más y mejores oportunidades laborales para los recién egresados. Esta articulación también debería fomentar el desarrollo de habilidades empresariales, de emprendimiento e innovación.
La educación en Bogotá rural
Se deben garantizar las trayectorias educativas completas, priorizando la ruralidad. Es necesario enfatizar en la desatendida formación preescolar; flexibilizar y complementar la limitada educación media con énfasis en prácticas pedagógicas adecuadas al contexto rural específico. Se deben crear círculos y comunidades de aprendizaje que fortalezcan los vínculos con las comunidades de base, utilizando las experiencias exitosas reconocidas. Además, se debe contar con una educación que aporte sentido a las comunidades rurales y sus territorios, que reconozca sus saberes propios y enriquezca la mirada homogénea de la educación. También deben promoverse distintas maneras de acceder y de disfrutar el derecho a la educación, y en esta ruta es necesario realizar un inventario de las barreras que deben removerse para garantizar ese derecho. El sistema educativo debe articularse con otras políticas sociales que se ocupan de derribar las barreras que hay en el acceso a bienes y servicios públicos en la ruralidad (Acosta, Londoño y Pérez, 2021).
La interacción familia y colegio: una nueva relación por construir
El colegio debe entender el contexto de los estudiantes, sus familias y comunidades, y a partir de este plantear sus modelos pedagógicos. A su vez las familias están muy interesadas en participar activamente en los procesos educativos. Es fundamental que las familias quieran hacer parte activa de la comunidad de aprendizaje, y de la toma de decisiones alrededor de la educación de sus hijos.
Los ciudadanos manifiestan que las transformaciones educativas propuestas urgen de cambios en la gestión educativa, que se caractericen por la transparencia en el manejo de recursos y la participación colectiva, con protagonismo de las familias en la toma de decisiones para distribuir el capital educativo (López y Bayona-Rodríguez, 2021).
El mejoramiento de la gestión educativa: un campo obligado de transformación
Es urgente avanzar en el mejoramiento de gestión pública del sector, con miras a fortalecer la autonomía de las instituciones educativas. Se necesita fortalecer y ejercer la autonomía de la comunidad educativa, especialmente en lo pedagógico. Los colegios de la ciudad deben convertirse en centros de la transformación e innovación pedagógica (Cajiao y Aguilera, 2021). En esta línea, tal como lo plantean López y Bayona-Rodríguez (2021), esto únicamente se logrará al descentralizar y robustecer las Direcciones Locales de Educación, y aumentar la capacidad de gestión y autonomía de las instituciones educativas. La gestión debe ser tan eficiente que le permita a las IED concentrase en la transformación pedagógica que reclaman sus estudiantes. Adicionalmente, se debe propender a la creación de un único sistema de información de sus procesos y resultados, que se construya a partir de las necesidades de administración de las instituciones educativas, y alimente los requerimientos de información de todas las demás entidades.
Más recursos para la educación: la gran inversión de Bogotá en los próximos años
La asignación de recursos financieros para el sector educativo en la ciudad debe reflejar la prioridad que Bogotá le da a la educación para la construcción de una sociedad renovada. A pesar de los esfuerzos nacionales, aún existe un gran rezago en inversión educativa en Colombia. Bogotá ha hecho esfuerzos importantes por aumentar el gasto en educación con recursos propios: el 41% del gasto en educación se hace con recursos de la ciudad. No obstante, este esfuerzo fiscal de la ciudad todavía está lejos de la educación que necesita, y esto demanda no solo mayores recursos sino también mejoramiento de la gestión y fortalecimiento de las alianzas (López y Bayona- Rodríguez, 2021).
Para alcanzar los grandes propósitos educativos de los próximos años, Bogotá tendrá que seguir incrementando el gasto en educación. Tal como lo indican López y Bayona-Rodríguez (2021), el costo promedio por estudiante por año debe aumentar de 5,8 millones en 2019 a 8,4 en 2034, similar al gasto promedio de Chile hoy.
Expertos consultados en el eje de financiación y mejoramiento de la gestión, han señalado que en el corto plazo la fuente principal de financiación debe ser endeudamiento. Se recomienda constituir una misión financiera para considerar al menos las siguientes posibilidades: i) conseguir nuevos recursos fiscales; ii) diversificar los impuestos de Bogotá, dado que el 80% de su recaudo proviene del predial y del impuesto de Industria y Comercio, e ICA; y, iii) lograr que se establezca legalmente la obligación para que en los nuevos desarrollos de vivienda se construyan centros educativos.
En conclusión, la Misión de Educadores y Sabiduría Ciudadana logró reunir las voces y el querer de cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas, quienes expresaron sus expectativas sobre la educación que merecen y necesitan tener. Con este insumo, se logró consolidar –por parte de un grupo de educadores e investigadores expertos en educación–, el conjunto de reflexiones y recomendaciones sintetizadas en este artículo. Haber logrado una construcción con tan alto nivel de participación, representa para Bogotá un derrotero para la política pública de la ciudad. Por otra parte, es una invitación a los educadores y responsables de la educación, a pensar con creatividad y a disponer de su trabajo para seguir avanzando en el objetivo común de ofrecer a todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes la educación que se merecen y quieren para ser felices. Educación accesible y de alta calidad; inclusiva, diversa y multicultural; articulada e integrada con la ciudad; pertinente, contextualizada y significativa; innovadora en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs); integral para el desarrollo humano, la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente.