Liberando la pesadez opresiva: emergencias sociales y nuevas narrativas ciudadanas en América Latina Releasing oppressive heaviness: social emergencies and new citizen narratives in Latin America
Main Article Content
Abstract
This article presents a reflection on what social emergencies and the socalled "social revolts" have represented, which have been mobilized in Latin America in recent years, and which are not only referred to in the context of the health emergency; they go further, they involve various actors, symbolic, cultural, political and aesthetic expressions. The "riots", their protagonists and their expressions take a place in this text, to be observed from a conceptual, social, cultural, political place: the riots can be read as a crisis of illusions and boredom with the modernization offered by the neoliberal order; as psychosocial expressions that made collective imaginaries of resistance and project emerge.
Este artículo presenta una reflexión en torno a lo que han representado las emergencias sociales y las llamadas “revueltas sociales”, que se han movilizado en América Latina en los últimos años, y que no solo están referidas en la coyuntura de la emergencia sanitaria; van más allá, involucran diversos actores, expresiones simbólicas, culturales, políticas y estéticas. Las “revueltas”, sus protagonistas y sus expresiones toman un lugar en este texto, para observarse desde un lugar conceptual, social, cultural, político: las revueltas pueden leerse como una crisis de ilusiones y hastío con la modernización ofrecida por el orden neoliberal; como expresiones psicosociales que hicieron emerger imaginarios colectivos de resistencia y de proyecto.
social movements, political culture, citizenship, own education
Recibido: 10 de noviembre de 2021; Aceptado: 30 de diciembre de 2021
Resumen
Este artículo presenta una reflexión en torno a lo que han representado las emergencias sociales y las llamadas “revueltas sociales”, que se han movilizado en América Latina en los últimos años, y que no solo están referidas en la coyuntura de la emergencia sanitaria; van más allá, involucran diversos actores, expresiones simbólicas, culturales, políticas y estéticas. Las “revueltas”, sus protagonistas y sus expresiones toman un lugar en este texto, para observarse desde un lugar conceptual, social, cultural, político: las revueltas pueden leerse como una crisis de ilusiones y hastío con la modernización ofrecida por el orden neoliberal; como expresiones psicosociales que hicieron emerger imaginarios colectivos de resistencia y de proyecto.
Palabras clave:
movimientos sociales, cultura política, ciudadanía, educaciones propias..Abstract
This article presents a reflection on what social emergencies and the so-called "social revolts" have represented, which have been mobilized in Latin America in recent years, and which are not only referred to in the context of the health emergency; they go further, they involve various actors, symbolic, cultural, political and aesthetic expressions. The "riots", their protagonists and their expressions take a place in this text, to be observed from a conceptual, social, cultural, political place: the riots can be read as a crisis of illusions and boredom with the modernization offered by the neoliberal order; as psychosocial expressions that made collective imaginaries of resistance and project emerge.
Keywords:
social movements, political culture, citizenship, own education..Resumo
Este artigo apresenta uma reflexão sobre o que têm representado as emergências sociais e as chamadas "revoltas sociais", que têm sido mobilizadas na América Latina nos últimos anos, e que não são referidas apenas no contexto da emergência sanitária; vão além, envolvem diversos atores, expressões simbólicas, culturais, políticas e estéticas. As “revoltas”, seus protagonistas e suas expressões ocupam um lugar neste texto, a ser observado do ponto de vista conceitual, social, cultural, político. Aqui, as revoltas podem ser lidas como uma crise de ilusões e tédio com a modernização oferecida pela ordem neoliberal; como expressões psicossociais que fizeram emergir imaginários coletivos de resistência e projeto.
Palavras-chave:
movimentos sociais, cultura política, cidadania, educação própria..I
Los últimos años han sido de grandes emergencias en América Latina. No solo sanitarias y sociales; también hemos vivido una condición política de emergencia que ha sido protagonizada por una pluralidad de actores y conceptualizada de diversos modos, cuya narrativa nuclear es un terreno disputado de investigación, análisis y de producción teórica, política y estética, tanto por los sujetos de las llamadas “revueltas sociales”, sus organizaciones y centros de estudios, como por intelectuales y expertos y expertas contradictores (Labatut, 2021).
En el caso de la revuelta chilena, que sacudió al país desde fines del año 2019, esta ha sido caracterizada como un “despertar” (Ruiz, 2020). Miles de personas y colectivos se tomaron las calles de las principales ciudades del país y sus barrios, para manifestar un malestar radical con las formas desiguales de distribución del poder político y de los beneficios materiales, culturales, educacionales, y jurídicos en el marco de largos años de aplicación de políticas neoliberales (Rojas-May, 2020).
Una gran movilización social se manifestó a través de diversas modalidades de participación ciudadana, como una gran ola crítica y rebelde antineoliberal, capaz de resignificar los espacios públicos por la vía de la contestación, de la ira urbana y del levantamiento popular. Sujetos y comunidades postergadas y vulneradas corrieron los cercos de la protesta ciudadana regular, y desde sus espacios poblacionales y de estudios cotidianos, desde sus organizaciones barriales, juveniles, culturales y de producción artística, desde los márgenes de las “ciudades letradas” y desde los circuitos mediáticos, ciudadanos de nueva generación dieron vida propia a una movilización de alto impacto, emocionalmente intensa en su dimensión comunitaria, audaz en sus métodos de trabajo y conectividad, y con gran capacidad de convocatoria de personas y movimientos sociales, a la manera de una creación política y cultural transversal. Meses después, una experiencia similar protagonizaban en Colombia colectivos movilizados por la defensa de la vida y de la paz, por la denuncia a la política corrupta y demandando dignidad, reconocimiento y justicia.
Una imagen predominante en estas movilizaciones fue la de los y las jóvenes y las mujeres transformando en un breve lapso estos levantamientos en una red de demandas comunes, tales como, la democratización del poder, el desmontaje de la economía neoliberal, la resignificación de las políticas sociales, la exigencia de contar con un Estado protector ante emergencias socio-sanitarias, la reorganización de la institucionalidad política, una respuesta activa de la sociedad ante la crisis climática y los efectos del extractivismo, la justicia de género y la defensa de las comunidades indígenas expropiadas de sus territorios y saberes, entre otras demandas no menos significativas.
Los mismos y las mismas protagonistas fueron construyendo narrativas para dotar de recursos argumentativos y simbólicos a las movilizaciones. Imágenes, íconos, performances y grafitis, fueron configurando un imaginario político que se desplegaba a través de metodologías de acción directa, producciones culturales, manifiestos y registros audiovisuales. Lo común de estas manifestaciones -sean las Chile o las de Colombia-, fue mostrar a la sociedad la existencia de un contingente ciudadano decidido a rebelarse y a disputar agendas, espacios públicos y definiciones de futuro, a las elites y a las instituciones políticas establecidas, desacreditadas en el sentido de los ciudadanos y las ciudadanas comunes. La cotidianeidad fue convulsionada por una “ira ciudadana móvil”, que se manifestaba como reacción al daño, a los abusos, a las discriminaciones (Parra, 2001, 2002, 2019). Hubo una toma colectiva de la ciudad que, desde una contingencia de alto conflicto, puso en evidencia que, desde los pueblos, las comunidades, y los ciudadanos y las ciudadanas movilizados se exigía un nuevo orden político, nuevas condiciones efectivas de protección y garantía de los derechos humanos. Un “orden para la dignidad”, para el reconocimiento pleno de las diversidades culturales, de género y étnicas, para establecer nuevas formas de hacer política desde las comunidades y no sobre ellas.
Todo el repertorio de recursos simbólicos, discursivos, de consignas y de modalidades de afectación y convivencia entre las y los protestantes fue creando un gran escenario cultural-político-educativo, cuyo mapa y sus contenidos se fueron desplegando a medida que avanzaban los días de la movilización, y que han quedado hasta hoy como marcas vivas de una demanda de regeneración política en el país desde las bases ciudadanas, que en el caso chileno se aprecia en las dinámicas constituyentes que se abrieron como una de las consecuencias del “despertar”. Se desplegaron liderazgos diversificados, coordinaciones territoriales, redes sociales de apoyo, materiales educativos en dirección a hacer de todo lo que se vivía una experiencia de fuerza, de remezón y de disputa de las bases predominantes de la moral pública y de las formas de organizar la política. Surgía una ciudadanía que se asumía como protagonista de inéditos posibles, en el decir de Paulo Freire. Las movilizaciones fueron algo más que una gran provocación, pues lo que se estuvo comunicando por semanas fue un llamado justo a extinguir nidos de privilegios, estructuras económicas y educacionales discriminatorias, a crear un gran consenso por una sociedad del No-Daño (Parra, 2019).
Tres grandes argumentos fueron dando algunas claves decisivas para el mejor entendimiento público de lo que se deseaba expresar con las movilizaciones: la creación de sociedades igualitarias, inclusivas, participativas, garantes de los derechos humanos, como el horizonte de convocantes del levantamiento-protestas-revuelta; la defensa y el cuidado de la vida y el acceso a los bienes comunes materiales e inmateriales, para permitir el desarrollo de proyectos personales y colectivos de vida y de capacidades humanas fundamentales para ser protagonistas de la transición de época que vivimos local y globalmente, y el necesario giro comprensivo sobre las razones del malestar social y de las revueltas, que implica una revuelta esta vez epistémica, que exige construir herramientas críticas para desarrollar saberes políticos que desmonten el patriarcado, el raciocentrismo, el antropocentrismo, los sexismos, y los epistemicidios que afectan a las comunidades ancestrales y otras marcas de la dominación material y simbólica vigentes.
II
Las revueltas pueden leerse como una crisis de ilusiones y hastío con la modernización ofrecida por el orden neoliberal, como un lamento por las expectativas insatisfechas con la democratización del consumo y las promesas meritocráticas, discursos clave de tal orden. El neoliberalismo no ha sido sino la expresión reciente de un capitalismo que expropia el sueño modernizador de la gente y su proyecto de integración y desarrollo material. Sin embargo, las desigualdades y la precarización de la vida, la desprotección social y la mercantilización de los servicios fundamentales, como son los de la salud y la educación pública, configuraron el opaco rostro “humano” y “compasivo” del neoliberalismo.
Pero no solo han sido las crisis de expectativas y la desilusión con las promesas modernizadoras incumplidas, las que han movilizado a importantes sectores populares y de clases medias, sino también un sentimiento explosivo de cansancio con los abusos, las humillaciones culturales y la precarización de la vida que están en la profundidad, en la matriz, del orden neoliberal. La desterritorialización del empleo, la falta de acceso a una educación de calidad, y a bienes claves para sostener la vida material, la generación de condiciones indignas en el trato en ámbitos de la vida social y laboral, la impunidad ante la corrupción de la clase política, la precariedad y la inseguridad de los barrios populares, de la segregación racializada, entre otras manifestaciones, terminaron configurando un clima de levantamiento, y el orden neoliberal perdió toda su credibilidad, tanto en la versión administrada por sectores políticos de derecha como del progresismo.
Las revueltas, como expresiones psicosociales, operaron visualizando nuevos horizontes, configuraron un imaginario colectivo de resistencia y de proyecto, llegando a ser, usando la expresión de Franco Belardi, escuelas de imaginación social (Belardi, 2014).
Fue como un darse cuenta de que es posible mirar más allá de lo regular, un darse cuenta experimentado como en un salto sobre las vallas materiales del control institucional degradado, y del cual se desconfía, y el fin de la veda al protagonismo ciudadano en la construcción de las democracias: véase la imagen del salto del torniquete del Metro de Santiago como el evento inaugural de las manifestaciones en Chile (Tapia, et al., 2021).
Los movimientos tuvieron escalas y ámbitos diversos. Se desplegaron en amplios territorios urbanos, en barrios populares, en sectores residenciales y comerciales, en pequeñas y grandes ciudades, en establecimientos escolares, en universidades, en servicios públicos, en centros culturales y artísticos, en las calles y en sus murallas como una gran nuestra de imaginería ciudadana (de Vivanco, Johansson, 2021). Colectivos sociales y comunidades -dañados, vulnerados- reparaban sus padecimientos movilizando deseos y poderes propios. Las ciudades se enjambraron, los circuitos, los flujos humanos y los espacios públicos adquirieron un tono de emergencia. Emergieron memorias subordinadas y la intensidad de las manifestaciones más radicales -iras y confrontación-, dieron lugar a procesos de reflexiones también radicales. Las revueltas convirtieron los territorios en espacios de generación de agendas que sobrepasaron las propiamente institucionales, mediáticas oficiales, o las que intentaban ubicar en el centro las organizaciones políticas tradicionales.
El feminismo puso como consigna la insumisión; el ecologismo, la defensa de la vida; los colectivos locales y culturales, el derecho a vivir democracias realmente participativas y abiertas a la innovación, y con derechos soberanos a explorar significaciones políticas inéditas para gestionar la convivencia, la seguridad y el acceso a los bienes comunes científicos, tecnológicos y naturales. Educadoras y educadoras populares, profesores y profesoras del sistema escolar levantaron desde el escenario emergente un mapa de acciones pedagógicas públicas, mediante intervenciones urbanas, performances, cabildos, foros ciudadanos, y colectivos de análisis y comunicación comunitaria. Se integraron campos, vehículos y herramientas de facilitación, que escenificaron los deseos de los movimientos colectivos en un sentido educativo, generándose “formantes culturales” (Didi-Huberman, 2018), y redes que mantienen -hasta el presente-, un flujo de acciones que operan como canales de incidencia pública en las coyunturas posteriores a las revueltas, a través de los procesos soberanistas y constituyentes que se despliegan en los países. Como diría Camus, una nueva conciencia nació de la rebelión, conciencia que libera olas que, de estancadas se transforman en furiosas (Camus, 2013).
III
Las revueltas generaron un lenguaje explosivo, una estética irreverente y formas de comunicación y manifestaciones artísticas que enmarcaron la protesta como una macro puesta en escena de educación y acción ciudadana, en un modo vivo del Teatro del Oprimido y de la Estética del Oprimido, de Augusto Boal (Boal, 2016), que narraron la transición desde el abatimiento de muchos colectivos precarizados por el orden neoliberal a su movilización e ira, que recuperaron las memorias de levantamientos pasados y olvidados y que registraron, en tiempo real, el uso de los espacios públicos como escenarios de “otras presencias”, extravagantes, insumisas y dispuestas a la disputa cuerpo-a-cuerpo, y a la confrontación, dura y poética a la vez, con la represión y muros, respectivamente.
Han sido una gran reivindicación de lo público y común en contextos de libertades políticas limitadas y de alta discriminación y desigualdades. Se han abierto nuevos rumbos para pensar y protagonizar la política democrática; para organizar colectivos ciudadanos autogestionados; para articular, con base en agendas comunes, movimientos sociales diversos; para exigir “pactos de igualdad” en los países, que construyan acuerdos políticos de justicia social y de recuperación de la vida política sin violencias y represión; para ampliar el sentido de los afectos y la convivencia en las movilizaciones, sin sexismos, sin exclusiones por razones de prejuicios identitarios, sin dominio de prácticas políticas patriarcales; para valorar una inteligencia social y colectiva surgida del ejercicio continuo del “darse cuenta” del propio padecimiento, y también de las opresiones de las otras y los otros, impulsando proyectos y convergencias que configuren poder ciudadano y vocería social incidente en la vida pública; para crear un pensamiento político neoparadigmático centrado en el cuidado de la vida y la responsabilidad planetaria. Los y las protagonistas de revueltas han sembrado las semillas de singulares formas de vivir en común, sin ocultar iras y exaltaciones, creando narrativas y arte, formando sentidos comunes, haciendo visibles liderazgos locales; desafiadas, eso sí, a no ser solo enjambres efímeros, sino sujetos conscientes de su responsabilidad de trabajar en proyectos de nuevo orden, fundados en la paz y en el pleno respeto a los derechos humanos y la vida (Bauman, 2020).
References
Bauman, Z. (2020). Sobre la educación en un mundo líquido. Barcelona: Paidós.
Belardi, F. (2014). La sublevación. Buenos Aires: Hekht Libros.
Boal, A. (2016). La estética del oprimido. Buenos Aires: Interzona.
Camus, A. (2013). El hombre rebelde. Madrid: Alianza Editorial.
De Vivanco, L. y Johansson, M.T. (2021). Instantáneas en la marcha. Repertorio cultural de las movilizaciones en Chile. Santiago de Chile: UAH.
Didi-Huberman, G. (2018). Sublevaciones, Ciudad de México: MUAC-UNAM.
Labatut, B. (2021). La piedra de la locura, Barcelona: Anagrama.
Parra, B. (2001). La política como discrepancia radical, Polis 1. https://journals.openedition.org/polis/8169
Parra, B. (2002). Minorías de choque y poder político, Polis https://journals.openedition.org/polis/7711
Parra, B. (2019). Daño, resistencia y socorro mutuo: https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2019/10/04/dano-resistencia-y-socorro-mutuo/
Rojas-May, G. (2020). La revolución del malestar, Santiago de Chile: Ediciones El Mercurio.
Ruiz, C. (2020). Octubre chileno. La irrupción de un nuevo pueblo, Santiago de Chile: Taurus.
Tapia, M. A., Duarte, C., Miranda, D. (2021). Saltar el torniquete. Reflexiones desde las juventudes de octubre. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica.
APA
ACM
ACS
ABNT
Chicago
Harvard
IEEE
MLA
Turabian
Vancouver
Download Citation
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.
A partir de la edición No. 46 del año 2024 hacia adelante, se cambia la Licencia Creative Commons “Atribución—No Comercial – Sin Obra Derivada” a la siguiente:
Atribución - No Comercial – Compartir igual: esta licencia permite a otros distribuir, remezclar, retocar, y crear a partir de tu obra de modo no comercial, siempre y cuando te den crédito y licencien sus nuevas creaciones bajo las mismas condiciones.